Aprender a confiar en Dios en la ansiedad: cómo dejar de preocuparse para la ama de casa cristiana

Aprender a confiar en Dios en la ansiedad

"Pero bienaventurado el que confía en el Señor, cuya confianza está en él. Serán como un árbol plantado junto al agua que echa sus raíces junto a la corriente. No teme cuando llega el calor; sus hojas están siempre verdes. No tiene preocupaciones en un año de sequía y nunca deja de dar fruto". - Jeremías 17:7-8

¡Dichosa la mamá que confía en el Señor!

Como ama de casa, tienes muchas responsabilidades: maestra, enfermera, cocinera, pacificadora y muchas más. Sus días están repletos, a menudo son impredecibles y a veces agotadores. No es de extrañar que la ansiedad pueda invadirte silenciosamente, haciéndote sentir abrumada o preocupada por lo que te deparará el mañana. Tal vez le preocupe el futuro de sus hijos, la economía familiar o incluso su propio bienestar emocional y espiritual. Son preocupaciones reales y muy importantes. Pero Dios nos recuerda en Jeremías que la verdadera bendición llega cuando ponemos nuestra confianza plenamente en Él, sin importar las circunstancias que nos rodean. Cuando tu corazón está anclado en el amor y las promesas de Dios, te conviertes en un árbol fuerte, profundamente arraigado y alimentado por su agua viva, inquebrantable ante las tormentas de la vida.

Aprender a confiar en Dios no se hace de la noche a la mañana. Es una elección diaria, a veces momento a momento, de dejar ir el miedo y abrazar la fe. Cuando la ansiedad te susurre mentiras como "No soy suficiente" o "Esto es demasiado para mí", puedes responder con la verdad de la palabra de Dios: "Soy profundamente amado y cuidado por mi Padre Celestial". Confiar en Dios significa creer que Él tiene el poder de manejar cada desafío que enfrentas, incluso aquellos que parecen demasiado grandes o demasiado enredados para desenredarlos. Es creer que Su plan para ti y tu familia es bueno, incluso cuando no puedes ver el cuadro completo. Este tipo de confianza trae una paz que va más allá de la comprensión y te da fuerzas para afrontar cada día con esperanza.

Una de las partes más duras de ser ama de casa es lo sola que te puedes sentir a veces. Es posible que anheles una conversación adulta, salidas creativas o incluso un momento de tranquilidad a solas. La ansiedad a menudo se alimenta de estos sentimientos de aislamiento e inadecuación, convenciéndote de que estás fracasando o de que te estás perdiendo algo. Pero la hermosa verdad es que Dios ve tus esfuerzos, por pequeños que sean, y valora tu corazón fiel. Al igual que el árbol del versículo de Jeremías, tus raíces pueden crecer profundamente bajo el cuidado de Dios, incluso en los momentos de calma. Cuando te sientas seco o cansado, el agua viva de Dios refrescará tu alma, llenará tu corazón y te dará la fuerza para seguir creciendo y dando fruto en tu estación particular.

Imagina que tus raíces se extienden hasta los arroyos de agua viva que ofrece Jesús. Esta imagen es poderosa porque nos recuerda que la verdadera vida y la fuerza no vienen de nuestras circunstancias, logros o incluso de cómo nos ven los demás. Provienen de estar conectados a Jesús, la fuente de toda vida. A veces, cuando nuestras raíces se sienten pequeñas o débiles, los arroyos de Dios siguen fluyendo, dispuestos a nutrirnos y hacernos crecer incluso en los momentos más difíciles. Él nunca deja de amarnos ni de proveernos, por muy caótica que parezca la vida. Por eso es tan importante ser consciente de lo que dejamos entrar en nuestro corazón y en nuestra mente. El flujo interminable de noticias negativas, la presión de las redes sociales y las expectativas abrumadoras pueden llenar nuestros corazones de miedo y duda. Pero el agua viva de Dios -Su palabra, Su presencia, Sus promesas- puede ahogar ese ruido y restaurar tu paz.

El enemigo utiliza el miedo como una poderosa arma para atraparnos en la preocupación y evitar que confiemos plenamente en Dios. Puede parecer como si una fortaleza de ansiedad rodeara tu mente, diciéndote que tengas miedo del futuro, miedo de lo que pueda pasarle a tu familia o miedo de no ser suficiente. Sin embargo, la mayoría de los miedos que tenemos se basan en cosas que nunca sucederán. La preocupación nos roba la alegría y la fuerza del presente arrastrándonos a un futuro imaginario lleno de "y si...". Pero la palabra de Dios nos recuerda que debemos vivir un día a la vez, confiando en que Él tiene el futuro. Cuando empieces a sentirte ansioso, tómate un momento para respirar hondo, rezar y recordarte a ti mismo que Dios tiene el control. Deja de lado la necesidad de predecir o arreglar todo, y descansa en la seguridad de que Él es tu refugio y proveedor.

Piensa en el amor que Dios te tiene a ti y a tu familia. Es el mismo Dios que envió a su Hijo Jesús a morir en la cruz por tus pecados y que resucitó para darte nueva vida y esperanza. Este Dios no está distante ni es ajeno a tus luchas; está a tu lado, sosteniéndote incluso en los días más desordenados y ajetreados de la maternidad. Cuando te asalten las dudas, pregúntate: ¿Realmente creo que Él nunca me dejará ni me abandonará? ¿Me cuidará incluso cuando me sienta invisible o abrumada? La respuesta es sí, sin ninguna duda. Su amor por ti es más profundo que cualquier miedo o preocupación que tengas. Aférrate a esta verdad como ancla.

Uno de mis versículos bíblicos favoritos que me ayuda cuando la ansiedad intenta apoderarse de mí se encuentra en Mateo 6:26, donde Jesús nos dice que miremos a las aves del cielo. Estas pequeñas criaturas no siembran, cosechan ni recogen alimentos para el futuro, pero Dios las alimenta y cuida de ellas a diario. Si Dios cuida de aves que parecen tan pequeñas y frágiles, ¿cuánto más cuidará de ti, su precioso hijo? Tú eres infinitamente más valioso para Él que cualquier pájaro. Este recordatorio puede ayudarte a cambiar de perspectiva cuando te sientas ansioso o abrumado. El cuidado de Dios por ti es personal, tierno e interminable. No tienes que llevar tus cargas solo.

Así que, querida ama de casa, cuando las presiones de la vida amenacen con secarte o hacer que tus hojas se marchiten, recuerda la promesa de Jeremías: puedes ser como un árbol plantado junto al agua, sin miedo al calor ni a las sequías. Tu confianza en Dios te mantendrá fuerte, tu espíritu verde y tu corazón lleno de vida. Sean cuales sean los retos a los que te enfrentes, ya sea el agotamiento, la soledad o la preocupación, puedes descansar en la seguridad de que el agua viva de Dios te nutrirá y te ayudará a dar fruto en tu camino de maternidad. Tu fe y tu confianza son dones poderosos, no sólo para ti, sino también para tu familia.

Hoy, toma la decisión de confiar en Dios más profundamente. Reza para que Su paz guarde tu corazón y tu mente. Busca Su presencia en los momentos cotidianos, ya sea durante la siesta, mientras haces las tareas domésticas o en una oración silenciosa. Deja que tus raíces se hundan profundamente en Su amor, y observa cómo te fortalece para florecer, sin importar lo que traiga el día. No estás solo. Eres profundamente amado. Y eres verdaderamente bendecido.


cómo dejar de preocuparse para la ama de casa cristiana

Aquí tienes algunas pistas que te ayudarán a empezar a desarrollar una relación con Dios:

Diario para profundizar en la confianza en Dios

  1. ¿Cuáles son las tres principales preocupaciones que suelen ocupar espacio en mi mente?
    Escríbelas con sinceridad y luego entrégalas a Dios en oración, pidiéndole que sustituya tu miedo por paz.

  2. ¿En qué áreas de mi maternidad maternidad me cuesta confiar en Dios en este momento?
    Reflexiona sobre lo que te dificulta confiar y pídele a Dios que te muestre cómo está obrando en esas áreas, aunque aún no puedas verlo.

  3. ¿Cuándo he experimentado la fidelidad de Dios en el pasado?
    Recuerda momentos concretos en los que Dios te ha provisto, protegido o dado paz. Escríbelos para recordar Su carácter inmutable.

  4. ¿Qué "corrientes de agua viva" (prácticas espirituales, versículos, momentos de adoración) me ayudan a sentirme arraigado en la presencia de Dios?
    Haz una lista de estos ritmos vivificantes y comprométete a practicar al menos uno esta semana.

  5. ¿Qué mentiras o pensamientos temerosos creo a menudo sobre el futuro?
    Sustituye cada uno de ellos por una verdad de la Palabra de Dios. Por ejemplo, convierte "No soy suficiente" en "La fuerza de Dios se perfecciona en mi debilidad".

  6. ¿Cómo me ve Dios como madre, incluso en mis días más difíciles?
    Dedica un tiempo a imaginar el tierno corazón de Dios hacia ti. Escríbete una carta desde la perspectiva amorosa de Dios.

  7. ¿Qué significa vivir como un árbol plantado junto al agua en esta estación de la maternidad?
    Describe cómo es esa versión arraigada, intrépida y fructífera de ti misma, y pídele a Dios que te ayude a crecer en ella.

Cuídate♥


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Ileana Calderón

Ella tiene una licenciatura en psicología y negocios y actualmente está cursando su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental (CMHC) para convertirse en un Consejero Profesional Licenciado (LPC). También está en proceso de certificarse como Consejera Bíblica a través de la Asociación Americana de Consejeros Bíblicos Cristianos (ACBC). Como propietaria de una pequeña empresa, le apasiona ayudar a las madres que se quedan en casa a encontrar la paz, el equilibrio y la alegría en sus ajetreadas vidas, a la vez que explora formas de generar ingresos desde casa.

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